
En calidad de jubilado mi trabajo principal consiste en dedicar mi tiempo a actividades que no tengan que ver con vigilar el estado de las obras o jugar a la petanca. La disponibilidad de tiempo me ha permitido conectarme a la BBC y visualizar el que se podría considerar como el mayor spoiler del final de una serie, porque la transmisión de 7 horas ininterrumpidas de los fastos de los funerales de estado de la Reina Elisabeth II pueden ser considerados como el spoiler del final de la serie The Crown. Y añado que también la mayor operación de márqueting realizada por una empresa (recordemos que los medios británicos se refieren a su casa real con el nombre de The Firm, la Empresa). Un spoiler que ha sido visto en algún momento por 4.100 millones o 5.000 millones de espectadores, según la fuente, a los que habrá que sumar los que vean su recreación en The Crown supongo que no tardando mucho. El espectáculo ofrecido por la BBC ha sido realmente mayestático y nunca mejor dicho. La ceremonia planificada al milímetro, con un gran boato y diseñada para impactar a propios y a extraños, a monárquicos y a antimonárquicos, a religiosos y a agnósticos, y al conjunto de la ciudadanía británica, ha contado con una realización televisiva que ha estado a la altura. Centenares de cámaras siguiendo los actos desde todos los ángulos (impactante el plano cenital desde lo alto del crucero) y unos comentaristas que dejaban oír el sonido ambiente incluyendo la espectacular banda sonora del evento, todo lo contrario que las cadenas españolas atestadas de tertulianos.
Si lo pensamos bien, el principal, por no decir único, objetivo de cualquier Casa Real es asegurar su supervivencia. Lo hemos visto en UK con las bodas reales, también en España aunque con menos mercadotecnia y también menor resultado. Tanto la boda de Carlos y Diana de Gales como la del príncipe Guillermo y Kate Middleton, despertaron una gran expectación y significaron la venta de todo tipo de objetos conmemorativos, derechos de imagen y visitantes. Esta última fue especialmente planificada para contrarrestar el distanciamiento que se estaba produciendo entre la Casa Real y la ciudadanía.
Respecto a cómo funciona la realeza británica, os voy a facilitar algunos datos que he encontrado curioseando por la red:
Según la revista Forbes, solo en el Palacio de Buckingham trabajan unas 1.200 personas. En el Crown Estate, la institución que supervisa los bienes de la monarquía, otras 450 personas.
La corona posee, pero no puede vender, casi 28.000 millones de dólares en activos a través del Crown Estate (19.500 millones de dólares), el Palacio de Buckingham (4.900 millones de dólares), el Ducado de Cornualles (1.300 millones de dólares), el Ducado de Lancaster (748 millones de dólares), el Palacio de Kensington (630 millones de dólares) y el Crown Estate Scotland (592 millones de dólares).
Forbes también estima que la reina Isabel tiene otros 500 millones de dólares en activos personales.
En el año fiscal que terminó el 31 de marzo de 2020, el Crown Estate obtuvo más de 700 millones de dólares. Más de 475 millones de dólares de beneficios. La familia real recibe el 25% de los ingresos del Estado de la Corona, que también se conoce como Subvención Soberana, y el 75% restante va al Tesoro Británico.
La última Subvención Soberana recibida por la realeza fue de unos 120 millones de dólares. Una cantidad que la familia utiliza exclusivamente para los gastos oficiales, que incluyen nóminas, seguridad, viajes, limpieza, costes de mantenimiento y gastos informáticos.
Los gastos privados de la Reina y de su familia también se sufragan con otra asignación a través del Ducado de Lancaster, denominada Privy Purse. En el último ejercicio fiscal, el Ducado de Lancaster registró un beneficio neto de 30 millones de dólares.
Algunas funciones laborales son realmente sorprendentes y tienen un responsable para llevarlas a cabo (fuente, cadenaheat.com):
Cortador de carne: lleva el nombre de Grand Carver y se encargaba de cortar la carne de la reina, supongo que seguirá haciéndolo para Charles III, para servirle de ese modo la pieza lista para comer en su plato. En el protocolo de la realeza, los reyes tienen prohibido cortar su propia comida.
Ablandador de zapatos: una persona con el mismo talle de pie que la reina se encargaba de caminar sus zapatos por los pasillos del palacio para que ésta no sufriera en los actos formales, sobre todo cuando era más joven que debía permanecer mucho tiempo parada.
Guardián de estampillas: fue un puesto creado por Isabel II luego de que su padre Jorge VI falleciera y dejara una enorme colección de sellos postales, para que se encargara exclusivamente del mantenimiento de la colección.
Encargados de la hora: son dos personas que se dedican a darle cuerda a los 350 relojes que tiene el Palacio de Buckingham. Un puesto que existe desde siglos atrás y que lo hacen una vez a la semana para mantener a todos los relojes sincronizados y en la hora correspondiente.
Pulidores de mesa: se encargan únicamente del mantenimiento de todas las que hay en el palacio. Algunas son tan largas que los empleados caminan sobre ellas con papeles en los pies.
Barrenderos del vestíbulo: ellos únicamente limpian la entrada del Palacio hasta unas cinco veces por día.
La monarquía británica aporta al Reino decenas de millones de libras principalmente en turismo y al mismo tiempo es uno de los principales elementos de la marca UK. También es, o al menos lo ha sido con la recién fallecida Elisabeth II, un elemento de cohesión de la sociedad británica. El último acto de servicio de la Reina ha sido fallecer en Escocia (afirman que no ha sido casualidad), donde pasaba grandes temporadas en su castillo de Balmoral.
La monarquía española no tiene tanta tradición y por tanto no está tan arraigada como en el Reino Unido. La nueva generación monárquica fue impuesta por un dictador (recordemos que en el referéndum se refrendó la Constitución, no quien gobernaba); el sucesor del dictador ha tenido que abdicar y no está aportando una buena imagen a la continuidad de la monarquía. Por otra parte el republicanismo tiene en nuestro país un número alto de partidarios y eso no favorece la supervivencia de la Institución. Tampoco veo, y es una opinión personal, mucha inteligencia en los gerentes de su empresa en como conseguir ser estimados por todos los españoles sin distinción. Sus únicas estancias fuera de la Zarzuela, son en Marivent en las vacaciones estivales y últimamente con sordina. Los funerales de estado de Juan Carlos I no creo que produzcan el mismo entusiasmo que los de Elisabeth II, ni con los mejores expertos de marketing. Con ese problema a resolver, las empresas de márqueting podrían empezar a proponer sus proyectos …
Molt documentat i ben redactat. Gracies Frederic
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Moltes gràcies Frederic. És un plaer escrirure quan saps que hi ha lectors com tu.
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Lo he leído!!! Yo solo lo he visto de refilón porque claro no estoy jubilada. Lo del cortador de carne me deja loca. El otro día me contaron que a Carlos le planchan los cordones de los zapatos. No se si escandalizarme o soñar con tener ese trabajo.
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El espectáculo ha sido magnífico. Veremos cuanto tarda el Sucesor en destrozar la Institución. Un Rey que en un momento de su vida solo aspiraba a ser un támpax.
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No me queda claro, aunque seguro que lo has explicado genial, si la monarquía en el Reino Unido es gasto o es negocio. Sospecho que negocio y, así, me quitas argumentos y añades un trauma más a alguien que, siendo republicano, carga con el «Real» en su apellido. Lo del gasto era mi argumento principal, creo que lo seguirá siendo mientras el márqueting español no iguale al Marketing inglés. En cualquier caso y como siempre, unos comentarios muy amenos e interesantes. Gracias Agustí.
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Gracias Francisco por leer la entrada y por tu comentario. Es evidente que ambas monarquías no tienen punto de comparación. En realidad ninguna Casa Real del mundo entero tiene el reclamo y la popularidad de la británica de la que conocemos el nombre de hijos, hermanos y cuñados así como sus aventuras y desventuras. Las series “Salvar al Rey” y “The Crown” son un buen ejemplo de las diferencias entre ambas.
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