
Existe un aspecto morboso en nosotros que nos hace despertar la curiosidad ante sucesos desgraciados. Lo hemos podido constatar en la carretera, al pasar al lado de un accidente. Lo más usual es que los conductores aminoremos la marcha y activemos el periscopio cuando estamos a la altura del accidente, a pesar de las retenciones que sabemos que esto provoca. Lo hemos podido constatar recientemente también en la larga erupción del volcán Cumbre Vieja en la que las autoridades han tenido que solicitar que los turistas no acudieran a la isla para contemplar la erupción. En este post voy a relatar algunos de los destinos oscuros que más me han sorprendido. Los de visitar Alcatraz (con recreaciones sonoras de cierre de celdas y otros efectos especiales) o visitar la central nuclear de Chernobyl (hoy imposible) y la cercana localidad de Prípiat, parecen destinos infantiles comparado con otras experiencias. Obvia decir que ni he estado en ninguno de estos lugares, ni voy a estar.
Existen grados dentro del Turismo Oscuro. Los Tours guiados de Jack el Destripador o sobre el Carnicero de Milwaukee, serían actividades para principiantes. En un segundo nivel incluiría como ejemplos El bosque de Aokigahara, en Japón, La ciudad de los niños rata en Ulán Bator, los ataúdes colgantes de la isla de Luzón o el ritual funerario tana toraja en Sulawesi (Indonesia), por citar algunos de los ejemplos que se mencionan en el libro de Míriam del Río, Turismo Dark de Editorial Luciérnaga.
Buscando para este post los ejemplos más inconcebibles, he escogido dos que merecen ser relatados con un cierto nivel de detalle. Ponedle vosotros el adjetivo.
La caminata nocturna del Migrante. El Alberto es una localidad de México localizada en el municipio de Ixmiquilpan en el estado de Hidalgo. Hasta esta pequeña localidad de menos de 900 habitantes se trasladan los turistas que quieren experimentar, en el Parque Eco Alberto, lo que sienten los migrantes indocumentados que quieren cruzar la frontera con los EEUU.

Los habitantes de la comunidad participan a lo largo del recorrido tomando distintos roles. Durante el recorrido, el participante puede encontrarse con campesinos furiosos, las patrullas de migración, narcotraficantes, obstáculos del terreno, fauna del lugar y diferentes situaciones. La experiencia incluye que te secuestren traficantes de personas, te aten y te peguen y puedes escoger dos recorridos: uno de 6 horas y otro más reducido que dura la mitad.
Hotel del Salto en San Antonio de Tequendama, Colombia. La construcción de una presa disminuyó el atractivo del salto de agua de 157 metros al reducir considerablemente su caudal, lo que provocó el cierre del hotel como atractivo turístico de primer orden. No obstante el lugar continuó operando como plataforma de suicidio.

Los lugareños, desesperados, colocaron placas con mensajes a los suicidas para que lo pensaran mejor e incluso ubicaron una virgen en el punto del salto, que aún existe en la actualidad. El volumen de suicidas que durante una época se lanzaban al vacío, hizo que acudieran al lugar turistas que querían captar con sus cámaras a los usuarios. Incluso los periodistas del lugar disputaban entre ellos la identificación de los protagonistas. Algunos de ellos llegaron a precipitarse por el salto en su intento de conseguir sus cartas de despedida.
En mi caso, la experiencia más peligrosa que recuerdo fue correr delante de la policía franquista a caballo (los grises) en una manifestación estudiantil contra Franco en Barcelona. Dado el público potencial, estoy pensando en montar un parque temático para que los turistas reciban porrazos y torturas. Incluso podría acudir determinado turismo interior que padece amnesia histórica.
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