Poner nombre a los Reyes

Fotografía: Semana.es

Los que somos padres hemos experimentado cierto vértigo a la hora de escoger el nombre de nuestros hijos. El nombre que elijamos para ellos será el nombre por el que serán conocidos, nombrados, llamados, su firma, su identificación oficial, su identidad más visible. De esa manera, evitamos elegir nombres de «riesgo» como Fortunata, Hermenegildo, María de las Virtudes o Adonis, e incluso aquellos que puedan utilizarse en formas diminutivas, aumentativas o a la manera de apodos tales como Pacorro, Lolita y un largo etc. Principalmente porque los niños son crueles y crueldades son las que queremos evitarles en sus primeras etapas relacionales, pero también buscamos imprimir carácter y que tengan notoriedad. Si esto nos ocurre a los plebeyos, más trabajo debe dar a la realeza (o al menos debería dárselo) escoger un nombre que además de sortear los problemas expuestos, sean acordes al cargo que, sin revolución mediante, van a acabar ostentando y con el que figurarán en la Historia.

Me voy a centrar en este artículo en los nombres que escogieron las parejas Juan Carlos-Sofía y Felipe-Leticia para sus hijos futuros Reyes.

En el primer caso, y supongo que después de mucho pensar, documentarse y asesorarse, eligieron el nombre de Felipe. Las crónicas dicen que en la elección pesó más la voluntad paterna de Juan Carlos I de que su hijo llevara el nombre de Felipe como homenaje a Felipe V el primer Rey Borbón de España. Afortunadamente para los españoles, nuestro actual monarca y el primer Borbón llamado Felipe, no guardan hasta la fecha grandes parecidos. Sabemos que muchas hagiografías populares no soportan una revisión seria y no son más que historias de ensalzamiento patriótico, y así como nunca se ocultó que Juana, la hija de Isabel y Fernando, estaba loca (incluso es conocida con este apodo: Juana la Loca), la demencia de Felipe V no forma parte de los textos históricos docentes, en los que se resalta más el inicio de la Ilustración que sus locuras. He puesto un link a un artículo del periódico ABC donde cuenta sus problemas psiquiátricos. He elegido este medio porque de esta manera nadie cuestionará este artículo, al menos esta parte, diciendo que las fuentes son anti-monárquicas. Sabemos que tenía una verdadera obsesión con la muerte y que pasó toda su vida pronosticando su muerte temprana, que carecía de higiene personal, que no se cortaba las uñas ni de las manos ni de los pies, que creía ser una rana y se movía por palacio saltando y croando y también que en más de una ocasión intentó cabalgar al equino de un tapiz con éxito nulo. Durante sus últimos años, ni se lavaba ni se cambiaba de ropa, de tal manera que cuando falleció tuvieron que embalsamarle puesto que era imposible retirarle las ropas sin arrancarle la piel. De ahí que sea el único rey español embalsamado. Si a esto le añadimos que el final de la Guerra de Sucesión en la que lideró el bando vencedor que sirvió para instaurar la saga de los Borbones en España, significó la implantación de los Decretos de Nueva Planta por los que se abolieron las leyes e instituciones propias del Reino de Valencia , del Reino de Aragón, del Reino de Mallorca y del Principado de Cataluña, entenderemos que una parte importante de España, además de ver a Felipe V como un demente, lo vea también con digamos «una cierta antipatía». No pareció pues una muy buena elección la de nombrar Felipe al heredero. El riesgo era elevado, claro que el campechanismo es capaz de hacer bromas hasta a sus seres más queridos.

En contrapartida tenemos el caso de la Princesa Leonor. Se ha escrito mucho sobre las causas de la elección de este nombre a partir de listas enteras de personajes vinculados a la realeza llamados Leonor. Sin embargo no he leído nada relacionado con la mejor Leonor de la Historia, aunque sea un personaje de ficción. Se trata de Leonora (Leonor en Italiano), protagonista de la única ópera de Beethoven, Fidelio. Me gusta pensar que alguien, probablemente su abuela Dª Sofía terció para esa elección. Como muchos de vosotros sabréis, Beethoven era un gran defensor de los derechos humanos, no podía comprender la diferencia de clases, y además fue un adelantado a la época en lo que respecta al papel de la mujer en la sociedad. Ya Mozart cambió el papel de los personajes femeninos en lo que sería su mayor revolución musical, la Ópera. Beethoven tardó muchos años en concluir Fidelio, que en principio se llamó Leonora, que es el nombre de la heroína de su ópera. Su marido Florestán está condenado a muerte por razones políticas preso en una mazmorra subterránea oculta en el Castillo de San Jorge, en Triana, en un régimen de alimentación mísero para que fuera debilitándose poco a poco hasta fallecer. Leonora se disfraza de hombre y adopta la personalidad de Fidelio. Es en calidad de Fidelio, que Marcelina, la hija del carcelero, se enamora de él (en realidad ella), manifestando su voluntad de contraer matrimonio y abandonar a su novio. El objetivo de Fidelio (Leonora) es que el padre de Marcelina permita ayudarle en las mazmorras profundas donde está encerrado su marido Florestán. Para resumirlo, Fidelio convence a Rocco, el padre, de que deje salir al jardín a los prisioneros, que también lo eran por su calidad de políticos. Aparece Pizarro el alcaide, a quien le anuncian que vendrá una inspección pues se habla de irregularidades en su gestión. Pizarro accede a que Fidelio ayude a Rocco con los prisioneros indicándole que existe un preso que debe ser muerto y enterrado en una hora. Florestán no reconoce en Fidelio a su esposa, pero sí a su carcelero Pizarro que da órdenes a Fidelio de que se marche, aunque lo que hace Leonora es esconderse. Pizarro toma su daga para matar a Florestán, pero ella se interpone para proteger a su marido. Entonces suenan las trompetas anunciando la llegada del ministro que a modo de Deus ex machina resuelve la situación. Florestán reconoce a Leonora, se abrazan y salen al patio a mezclarse con los prisioneros liberados y los ciudadanos cantando juntos al día de la justicia que ha llegado. ¿Queréis un nombre más bonito para una futura Reina?

¿Rana o Justicia?

Para acabar, os dejo el link a una versión completa de Fidelio o el amor conyugal en Youtube correspondiente a una puesta en escena contemporánea muy lograda, subtitulada en castellano. A los que ya conocéis esta obra maestra, os encantará mientras para el resto es una oportunidad de salir de vuestra zona de confort e introduciros en nuevas formas musicales y artísticas. El esfuerzo siempre es recompensado, aunque casi nunca a la primera.

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